"cuando abre la
boca, incluso para sonreír -cosa que hizo continuamente con contagiosa alegría-
de la perplejidad sorpresa inicial se pasa a la sorpresa y luego a la
admiración. Carmen Souza tiene una voz perfecta, o mejor dicho: tiene varias,
porque maniobra en todos los registros con denominación de origen casi como una
imitadora capaz de ganar todas las ediciones ‘Tu cara me suena’. En sus
canciones se escucha a Billy Holliday y Nina Simone, pero también a Sarah
Vaughan y Carmen McRae o Joni Mitchell, la Piaff y Ricki Lee Jones como,
obviamente, a la entrañable Cesarea. Y lo más alucinante es que pueden asomar
casi todas en la misma pieza dialogando, y luego rematarla con un solo de
trompeta vocal. Ufff.
Si canta en
varios idiomas (francés, inglés, portugués y creole) musicalmente también es
políglota, usando ritmos de vuelta e ida varias veces llegados de Portugal,
Argentina, Francia, Estados Unidos, África Continental y Cabo Verde. Un
conglomerado rico y compartible. Comunicación que ella potencia invitando
continuamente al oyente participar, con bastante salero por cierto y no pocas
bromas locales: el tren, las elecciones… (con carcajadas de los oyentes por
respuesta) y hasta los piononos. Si bien hay temas del concierto estiradas con
perspectiva de bailable concierto al aire libre, pero que inmóviles en un
teatro pueden resultar excesivamente redundantes.
Los amantes
del jazz más ortodoxos ajenos ‘en modo no Womad’ tuvieron su ración con
‘Moonlight serenade’, deliciosa a bajo y voz primero, como vertiginosa en la
segunda parte, una ‘Dona Lee’ casi rapeada, y otra ‘My favourite things’
convertida en un veloz trabalenguas. También señalemos las pausadas y muy
sabrosas pinceladas del tenorista Fox, que pudiera parecer una reencarnación en
fondo y forma del grandísimo Charles LLoid de joven. Aunque no hizo bises, el
público terminó en pie y bailando el oficioso himno panafricano en que se ha
convertido el ‘Patapata’ de Miriam Makeba. Hay color."Juan Garcia
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